The Learning Game

Irene Dávila
6 min readOct 16, 2023

Mi último descubrimiento ha sido Ana Lorena Fábrega y su libro donde habla de la importancia de que los niños piensen por sí mismos, se reten y disfruten el aprendizaje.

The Learning Game

El libro comienza retando el sistema actual que tenemos en la educación y expone 7 lecciones peligrosas que nos enseñan en el colegio:

  1. Confusión. El contenido curricular no ayuda a los estudiantes a tener una imagen coherente del mundo real. Los estudiantes estudian trigonometría pero rara vez tienen la oportunidad de contruir algo. Los aprendizajes que se hacen sobre un contexto son mucho más útiles en la vida real.
  2. Posición en la clase. A los estudiantes se les trata como si todos maduraran al mismo tiempo y como si tuvieran que encajar en el mismo molde. Cada niño es diferente, con diferentes talentos, problemas, objetivos y pasiones, así como diferente manera de contribuir al mundo. Sin embargo, en lugar de enseñarles a aprender juntos y colaborar entre ellos, se fomenta la competitividad, status, contentar a los adultos…
  3. Indiferencia. Cuando una lección o incluso una clase termina, se espera que los estudiantes salten a otra cosa. Se trata a los niños como si fueran ordenadores, esperando que puedan cambiar su atención en el momento que se les ordende.
  4. Dependencia emocional. ¿Y si en lugar de ser un reflejo del profeso, enseñamos a los niños a aceptar sus propias emociones y les ayudamos a trabajar sus sentimientos?
  5. Dependencia intelectual. En la escuela, los niños tienen poco espacio para desarrollar sus propias ideas. Su inteligencia se decide basándonos en cómo de bien es capaz de reproducir el discurso del profesor en clase o escrito en un examen. Cuando los niños hacen preguntas diferentes o cuestionan algo, se les tacha de conflictivos.
  6. Autoestima provisional. Los profesores se vuelven jueces de la valía de un niño, basándose en parámetros generales estrictos en lugar de ayudar a cada estudiante a desarrollar su estándar interno y usándolo para tomar las decisiones correctas.
  7. No hay salida. Los estudiantes no tienen privacidad ni espacio personal, además de pocos derechos. Los padres entienden que la autonomía es mala, y sin embargo, la experimentación es crítica para el aprendizaje. Si estamos todo el rato supervisando a los niños y sus decisiones, ¿cómo van a tener confianza para intentar cosas nuevas?

Tras esto, Ana hace un repaso en la historia de cómo hemos llegado hasta ahora con este sistema educativo, para después continuar desarrollando cómo los exámenes y las recompensas se nos han ido de las manos. El sistema actual reducen la valía de un estudiante a un número.

Algunas lecciones que nos recomienda “desaprender” son:

  1. Los niños deberían perder miedo a fallar. En la escuela, los niños pierden puntos cuando fallan. En la vida real, fallar es lo que más nos ayuda a aprender.
  2. No es tan importante “encajar”. En la escuela, se les premia cuando son capaces de dibujar sin salirse de la línea. En la vida real, se recompensa a la gente que piensa “outside the box”.
  3. No esperar instrucciones. En la escuela, nos explican lo que debemos hacer, nos dan instrucciones y entonces hacemos lo que nos han dicho. En la vida real, tenemos que averiguar las cosas por nosotros mismos.
  4. No es necesario que aprendamos los “por si acaso”. En la escuela hay muchas cosas que se aprenden en caso de que los necesitemos luego. En la vida real, aprendemos algo específico cuando lo necesitamos.
  5. Los niños tienen miedo de cuestionar a los adultos o a la “autoridad”. Están acosumbrados a aceptar respuestas como “porque yo lo digo”. No se les enseña a cuestionar la opinión de sus profesores ni a tener diferentes opiniones.
Problemas en la escuela

En la siguiente sección llamada “How kids learn”, Ana explica en diferentes capítulos algunas técnicas interesantes como utilizar el storytelling, el balance de la confusión vs curiosidad…

Más tarde, nos recuerda algunas mecánicas de gamificación que han funcionado a lo largo de los últimos años para después comenzar a dirigirse a los padres. En la sección “Raising sucessfull kids” y “The model parent” revisita algunos de los temas anteriores pero desde una nueva perspectiva para dar importancia a los padres como pieza fundamental en el crecimiento del niño.

En resumen, nos anima a diseñar nuestro propio Learning Game, y para ello nos da unas guías a tener en cuenta:

  • Paremos de saturar a los niños con órdenes y démosle espacio para que piensen de manera creativa e independiente. Démosle la posibilidad de solucionar las cosas por sí mismos. Tener este espacio les hará disfrutar el aprendizaje.
  • Reformulemos el proceso de aprendizaje para que los niños no tengan miedo a fallar. Ahora mismo en la escuela, fallar significa suspender. Pero no hay aprendizaje sin fallo. Los niños tienen miedo a fallar y por tanto no lo intentan. Ayudémosles a aprender de sus errores y fomentemos la repetición, que vuelvan a intentarlo.
  • Presta atención al feedback. Es importante reconocer el esfuerzo, no la habilidad (“ethis over achievement”). Reconocer el proceso de aprendizaje, no el outcome. Reconocer la curiosidad, la perseverancia, el desarrollo y crecimiendo de la mente… en lugar de que todo se reduzca a completar tareas.
  • Los niños deben tomar decisiones y ser responsables. Obviamente en un entorno seguro y controlado; pero deben ir entendiendo qué pasa cuando se toma una decisión y todo lo que ello conlleva.
  • Evita motivaciones extrínsecas. Las recompensas puede que ayuden a los niños en el corto plazo, pero distraen del objetivo último que es criar “self-directed, lifelong learners”. En su lugar, explora cómo desbloquear la motivación intrínseca en ellos.
  • Ayuda a que se sientan cómodos en la incomodidad. Si saben cómo convivir con sentimientos difíciles, incertidumbre, no encajar, estar inseguro… es más probable que construyan recursos para prosperar en un mundo donde se van a encontrar todo eso.
  • Permíteles que se lo cuestionen todo. Los niños preguntan mucho “¿por qué?” porque están intentando entender cómo funcionan las cosas. Están tratando de deconstruir lo que se les acaba de decir y están dediciendo si tiene sentido; están pensando por sí mismos.
  • Si quieres ayudar a un niño a que aprenda algo, recopila datos y teorías conectadas a una persona. Es más probable que aprendan algo cuando emocionalmente conectan con alguien o su historia.
  • No hagamos que los niños memoricen información que pueden Googlear. Enfoquémonos en ayudar a los niños el por qué esa información es importante, cómo sabemos que es cierta y cómo pueden aplicarla en su día a dia.
  • Ayudemos a los niños a encontrar y entender sus fortalezas. Para ello necesitan experimentar muchas actividades, abandonar aquellas que no encajen con ellos, iterar, explorar más… Hasta encontrar lo que les obsesiona, sus talentos naturales.
  • Los niños encuentran online aquello que no tienen en la escuela. Pasarán tiempo en aquello que les interese. Si son videojuegos, sabemos que la adicción a la pantalla es un problema real. Es preferible, en lugar de simplemente poner un límite o restringirlo, tener una conversación y entender qué sacan de ese tiempo de pantalla, y encontrar maneras de obtenerlo en el mundo real.
  • Si eres padre/madre, conecta con el aprendizaje de tu hijo. No simplemente le dejes en la escuela y esperes lo mejor. Involucrarnos en el proceso les dará estabilidad y te dará el rol de rellenar aquellos huecos que puedan quedar vacíos durante su aprendizaje en la escuela.
  • Además, puedes usar modelos mentales para identificar problemas y tomar acción para obtener resultados lo más positivos posibles. La línea entre acciones bienintencionadas y sobreprotección es muy fina. Los niños son capaces de soportar más de lo que creemos; y crecerán más fuertes cuando se enfrentan a retos.

En definitiva, una lectura muy refrescante que recomiendo. Si quieres seguir a Ana en Twitter o Instagram, aquí te dejo los enlaces, publica cosas interesantes: https://twitter.com/anafabrega11 / https://www.instagram.com/msfab_learninglab/

El poder de la antifragilidad

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